domingo, 29 de julio de 2012

El misterioso visitante del Gran Hotel Viena

El Gran Hotel Viena, a orillas de la laguna de Mar Chiquita en la localidad de Miramar, en Córdoba (Argentina) soportó el paso del tiempo y hasta una violenta inundación en 1977. Pero su historia es mucho más interesante si regresamos el tiempo mucho más atrás y nos trasladamos a 1945, momento en el cual fue visitado por un conspícuo y extraño personaje alemán venido desde tierras muy lejanas.

El Gran Hotel Viena en estado de abandono.


Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, los rumores sobre el escape de los criminales de guerra nazis hacia diferentes partes del mundo, las leyendas sobre la vida en el exilio bajo identidades falsas y el misterio sobre la nueva vida de muchos de los principales jerarcas del Tercer Reich, crecieron de manera asombrosa. Pero muchas veces (la mayoría de ellas) las leyendas y los rumores muy lejos estaban de serlo, transformándose de manera espeluznante en concreta realidad.
Adolf Hitler ha sido, seguramente, uno de esos nefastos personajes sobre el que más historias se han contado al respecto. Su muerte en el bunker de Berlín tras la entrada de los rusos a la capital del Reich se va desdibujando cada día más y así las cosas, no son pocos los que aseguran tener algo para decir sobre su nueva vida en algún remoto lugar del planeta.
Argentina ha sido gran receptora (y de muy buen grado, por cierto, dadas ciertas circunstancias político / militares en su momento) de jerarcas nazis y Hitler ha sido sin dudas uno de ellos...
La llegada de Hitler a la Argentina es aún objeto de minuciosas investigaciones y no son pocos los datos que aportan algo de luz acerca de la presencia del sangriento Fuhrer alemán en tierras argentinas. La Patagonia es uno de los lugares que sirvieron de escenario para la "segunda vida" de Hitler, pero no fue el único lugar y es allí donde debe tenerse en cuenta a la provincia de Córdoba, en la zona central de la Argentina. Bien conocidos son los rumores (y algo más) sobre la presencia de Hitler en el Edén Hotel, ubicado en La Falda, localidad de la mediterránea provincia argentina, pero algo no tan difundida es la historia que lo relaciona directamente con el misterioso Gran Hotel Viena, ubicado en la localidad de Miramar (provincia de Córdoba, Argentina) a orillas de la Laguna de Mar Chiquita.

La familia Pahlke.


Este hotel fue construído entre 1940 y 1945 por Máximo Pahlke, jefe de una tradicional familia alemana afianzada en la zona tras deambular por Europa en busca del remedio para la frágil salud de uno de sus hijos. Ante la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, los Pahlke llegaron a la Argentina (se habían casado en Uruguay) y Córdoba fue el lugar elegido para residir. Los Pahlke creyeron encontrar en Miramar la cura a los males de uno de sus pequeños hijos (se los solía ver dándose baños de barro a orillas de la laguna) y todo parece indicar que allí encontraron el aire y la atmósfera propicios para lograr sus cometidos.

Baños de lodo en Mar Chiquita. Máximo Pahlke.

Postal del Gran Hotel Viena (Circa 1945).


Máximo Pahlke construyó el Gran Hotel Viena y le dio una categoría de 5 estrellas, contrastando notablemente con el resto del relativamente sencillo poblado que lo rodeaba. Por aquellos años, Miramar, era una pequeña localidad de apenas 1.600 habitantes, por lo que los secretos no eran fáciles de guardar. Cada nuevo visitante, cada nueva cara, era detectada de inmediato y es así que rápidamente, hacia mediados y finales de 1945, comenzó a escucharse hablar mucho sobre un recién llegado que no dejó de captar la atención de los lugareños.

Al hombre se lo podía ver haciendo sus caminatas (no con poca dificultad física) a orillas de la laguna. Boina bien calzada, sobretodo largo y unos razgos que a más de uno les resultaban conocidos... Los comentarios sobre ese hombre se propagaron velozmente entre los lugareños y casi todos eran coincidentes. Nunca le tomaron una fotografía, pero todos hablaban de lo mismo. Todos hablaban y murmuraban por lo bajo esgrimiendo los más variados argumentos sobre esa presencia misteriosa.

Como siempre sucede en estos casos, aprecieron aquellos que casi todo lo sabían sobre ese hombre que caminaba con tanta dificultad, cubierto por sus abrigos. Habría llegado desde la Patagonia y tras una corta estancia en el Edén Hotel de la familia Eichhorn en La Falda, se había trasladado hasta la conocida laguna cordobesa: ese hombre misterioso sería, ni más ni menos que, el mismísimo Adolf Hitler.
La leyenda y el fantasma del extraño visitante siguen dando vueltas por allí...

jueves, 26 de julio de 2012

Albert Günther Göring: víctima de los Aliados y de los nazis

LA HISTORIA DE ALBERT GÜNHER GÖRING NO ES UNA MAS. ESTE HOMBRE ERA HERMANO DE HERMANN GÖRING Y TUVO QUE PENAR Y SUFRIR TODA SU VIDA PARA QUE LE CREAN QUE LEJOS, MUY LEJOS, ESTABA DE COMPARTIR LAS IDEAS Y ACCIONAR DE SU NEFASTO HERMANO. NUNCA LO LOGRO. AQUI SU HSITORIA.

Albert Günther Göring

Cuando los aliados lo descubrieron, las cosas no le fueron nada sencillas. Corría el mes de septiembre de 1945 y los interrogadores norteamericanos descreyeron una y otra vez de sus palabras. Se trataba, según ellos, de un farsante que tan sólo estaba tratando de lavar sus culpas, de desligarse de su historia nazi, para caer bien parado en los tiempos de pos-guerra. Los integrantes del "Seventh Army Interrogation Center" encararon a Albert Günther Göring y tras su declaración, declararon públicamente que el descaro de Albert Günther Göring sólamente era comparable a la enorme masa muscular de su hermano, el nefasto jefe de la Luftwaffe, el mismísimo Hermann Göring, nazi hasta la médula.
La "portación de apellido" no lo ayudaba en absoluto, pero este hombre decía la verdad tras ser detenido por los aliados. Albert Günther Göring negó sistemáticamente su pasado nazi (de hecho no lo era...), negó también el haber sido responsable de actos criminales durante la segunda guerra mundial y exhibió además, cada vez que tuvo la oportunidad, una lista (real y verdadera) de unos 34 judíos y perseguidos políticos a quienes les salvó la vida. Su situación era desesperante tras caer en manos de los norteamericanos que lo interrogaban buscando que dijera lo que en realidad no tenía por qué decir...

La llegada al poder de Hitler y el nazismo, significaron el comienzo de sus concretas actividades anti nazis. Albert Göring se opuso sistemáticamente al cierre de la Escuela de Bauhaus en 1933, como así también hizo escuchar su voz contraria a que mujeres judías limpiaran los bancos del lugar (únicamente por ser judías, claro...). Por este tipo de cosas fue apresado por las SS. Para evitar un escándalo con su hermano, rápidamente fue liberado, pero a Hitler "nunca le cerró" su accionar y lo detuvo nuevamente en la prisión de Viena. En 1943, firmó de su puño y letra pasaportes de familias judías para ayudarlas a escapar. Era, por decirlo de alguna manera, un "tipo molesto" para el régimen. De sobresalto en sobresalto, la vida de Albert Günther Göring logró llegar, de ese modo, a los golpes hasta el final de la guerra.

Hermann y Albert Günther Göring detenidos y Albert tiempos más felices.


En mayo de 1945 el Tercer Reich caía definitivamente y Albert Göring era detenido por los checoslovacos pero muy rápidamente fue puesto en libertad.
Luego, las autoridades de la Ocupación Aliada en Alemania lo llamaron para ser juzgado en Nuremberg. Por supuesto acudió, primeramente, al Juicio de Oswald Pohl, del que resultó absuelto. También fue llamado al Juicio de IG Farben, donde aportó numerosos testimonios (en este caso aportó la famosa lista de 34 personas). También fue absuelto.
Sin embargo, nada le resultaba fácil, todo debido a su apellido y su parentezco con Herman Göring y fue declarado culpable de haber obtenido una ganancia de 7.000 Reichsmarks en la fábrica Skoda con mano de obra esclavizada y condenado a dos años en la prisión estatal de Berlín. De esa cárcel salió en noviembre de 1947 encontrándose con que todos los bienes de la familia Göring habían sido embargados por el gobierno de Alemania Federal (bajo el mando Aliado, claro).

Este hombre siempre fue fiel a sus convicciones y a pesar de las tremendas penurias que debió vivir a causa de su hermano y su apellido, nunca aceptó cambiarse el apellido. La Alemania Occidental "lo abandonó" a su suerte y así las cosas se dedicó a la escritura y al dibujo, pero también se entregó derrumbado y destruído al consumo de alcohol y a su abandono y descuido personal. Su vida fue una auténtica tragedia. Su verdad nunca fue escuchada y, mucho menos, tomada en serio. Murió olvidado el 20 de diciembre de 1966. Tal vez alguien, hoy en día, pueda llegar a creer que era "el Göring bueno". Realmente lo era.

martes, 24 de julio de 2012

El frustrado ataque nuclear alemán a Nueva York

Boceto del Horten Ho 18, el bombardero "Amerika" destinado a destruír Nueva York.


Navidad de 1944. Un llamado telefónico es recibido en la residencia de los hermanos Walter y Reimar Horten. Del otro lado de la línea, Siegfried Knemeyer, el lugarteniente de Hermann Goering en la Luftwaffe, convocaba de urgencia a la residencia del jerarca nazi a los Horten, los creadores de los prototipos de las "Alas volantes" que podrían haber cambiado el curso de la segunda guerra mundial y, consecuentemente, la historia de la humanidad.

Un poco de historia dentro de esta historia: cuando la primera guerra mundial llegó a su fin y Alemania se vio  pisoteada por el Tratado de Versalles, los germanos se vieron en una encrucijada que resolvieron rápidamente: o seguían inertes bajo el nuevo orden mundial establecido arbitrariamente por los aliados o bien se ponían creativos y en acción. Tomaron la segunda opción y en eso los hermanos Horten tuvieron especial protagonismo. Ante la imposibilidad de generar cualquier tipo de maquinaria, prohibición que incluía la negativa a usar aviones con motor de ninguna clase, los alemanes recurrieron a la creatividad de los Horten, quienes en definitiva fueron los creadores de las famosas alas delta. Sus primeros proyectos generaron desconfianza entre los expertos en aviación pero una vez que los nazis llegaron al poder, Goering decidió darles crédito y tomó sus ideas sobre las "Alas volantes". Así, tras el Ho 1 y las sucesivas evoluciones se llegó al Ho 9, que fue el precursor de los actuales aviones invisibles. De hecho, los materiales utilizados (antecesores directos de la fibra de carbono actual), como así también su especial pintura y su diseño, convertían al Ho 9 en un avión indetectable. A todo eso se le sumaba su propulsión a reacción y de esa manera se tenía un combo que podría revertir la situación negativa del Tercer Reich hacia el final de la guerra. Hitler y Goering creían en la victoria final a pesar de todo. Que los aliados estuvieran cercando Berlín  a finales de 1944 y principios de 1945, no significaba para ellos el final previsible y así las cosas apostaron por sus armas secretas para dar vuelta la historia hasta el último minuto. Muchas de esas armas secretas y super poderosas aún estaban en plena fase de desarrollo en los talleres alemanes en marzo / abril de 1945 y si los nazis hubiesen contado con algo más de tiempo, las cosas serían diferentes.

Walter y Reimar Horten.


Volviendo al llamado telefónico de Knemeyer a los Horten a finales de 1944, el mismo provocó la visita de los hermanos a la residencia de Goering para ser informados de los inminentes planes de la Luftwaffe. Hermann Goering fue directo al grano, sin rodeos. El jefe de la Luftwaffe les pidió que se pongan a trabajar en un poderoso bombardero, continuador del Ho 9, que reuniera las siguientes condiciones indispensables: Que sea un Ala Volante capaz de recorrer 11.000 kilómetros sin necesidad de reabastecimiento y que pudiera transportar una única bomba de 4 toneladas de peso. A los Horten les llamó mucho la atención el pedido. Los alemanes ya tenían casi listo al Ho 9 para ser ingresado a la línea de producción como los nuevos e invencibles bombarderos a reacción e indetectables, pero Goering le pedía, aún con la guerra perdida, la construcción de una única unidad con esas características.
El bombardero Ho 18 sumaba un elemento muy interesante: su pintura estaba recubierta por un pegamento especial a base de carbono que lo transformaba en una avión imposible de detectar por los radares aliados. Los planos preliminares estuvieron listos en enero de 1945 y para ese entonces se estimaba que la velocidad que alcanzaría una vez fabricado sería de 1.000 kilómetros por hora. Una vez que todo estaba listo para comenzar la producción, los Horten se enteraron los planes de Hitler y Goering: el bombardero Ho 18 debería despegar de una base secreta alemana, cruzar el océano Atlántico y dejar caer sobre la ciudad de Nueva York una bomba de 4 toneladas que destruiría por completo la ciudad norteamericana. Luego, el avión debería regresar de inmediato a Alemania, dando de un solo golpe un giro totalmente inesperado a la guerra. El avión se llamaría "Amerika" y lelvaría la bomba atómica.
Todo marchaba sobre rieles, pero los rusos entraron en Berlín y los nazis no lograron su cometido. Todavía resuenan las palabras de Hermann Goering tras ser detenido por los aliados: "Si la guerra hubiese durado unos meses más, los habríamos volado del mapa"...

Bombardero norteamericano B2.


Los planos del  Horten Ho 18 o "Amerika", terminaron tras la guerra en poder de los norteamericanos, como era de esperarse y más de 50 años después la USAF logró mostrarle al mundo entero su genial "creación", el bombardero B2 (tercera foto de este post). Cualquier parecido con el "Amerika" es pura casualidad...
Hacia fines de 2002, poco ante de morir en Buenos Aires, Argentina, tras su llegada en los años '50, un anciano Walter Horten no se sorprendió en absoluto viendo al nuevo bombardero invisible norteamericano. Él mismo, junto a su hermano, lo había creado a finales de 1944...

lunes, 23 de julio de 2012

Francisco Franco: ese Generalísimo ventrílocuo

En un "homenaje" a la libertad de expresión, en un claro mensaje de hermandad espontánea y sincera, alguna vez el "Generalísimo" Francisco Franco ha hecho gala de sus cualidades artísticas (¿era ventrílocuo?) junto a su esposa y su pequeña (por entonces) hija, María del Carmen Franco y Polo. Franco, muy suelto de cuerpo le dice a su hija: "Oye nena, ¿quieres decirle algo a los niños del mundo?" y la niña, ingenuamente, pobre inocente de todo, pregunta a su padre en la película creada por el aparato propagandístico: "Bueno, pero ¿qué les digo?"... La respuesta y la actitud del dictador, simplemente imperdibles... Mirá el video. Viva la libertad.


domingo, 15 de julio de 2012

La gasolina en polvo de Francisco Franco

UN DIA A FRANCISCO FRANCO, EL CAUDILLO Y DICTADOR ESPAÑOL, LE PRESENTARON UNA IDEA QUE LE HIZO CREER QUE ESPAÑA SE CONVERTIRIA EN EL PAIS MAS PODEROSO DEL PLANETA...


La historia oficial cuenta que España no entró a la segunda guerra mundial por sus propias convicciones acerca de la neutralidad que debía mantener, pero, como tantas otras veces ha sucedido, el lado B muestra otra realidad. España no participó en la contienda bélica no por Francisco Franco, sino "a pesar" de Franco... Es que el "Generalísimo" tirano español se desvivía por ingresar al conflicto y combatir junto a Adolf Hitler como socio importante en la región, pero la dramática y caótica situación económica en la que se vio sumida España toda tras la finalización de la Guerra Civil en 1939, hacía imposible que el país se embarque en una aventura semejante. La locura de Franco, su fantástica capacidad para "no ver lo obvio" y el aventurismo suicida y criminal de la Falange, sin embargo luchaban por imponer la idea de que a pesar de todo, España se embarcara en la locura total nuevamente. Sólo por eso España no acompañó a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial y vaya uno a saber lo que el mundo hubiese tenido con esa "mala yunta"... También estuvieron los desmesurados pedidos territoriales que Franco le hizo a Hitler en Hendaya, por lo cual el Führer, se pegó media vuelta y se fue.

Cuando llegó 1939, no fueron pocos los que le propusieron secretamente a Franco que se retire, que se vaya a una casa en Suiza y que comience a disfrutar de un exilio que más de uno anhelaba. Pero no, Franco hizo precisamente lo contrario y se endureció aún más ante los adversarios a los que él (y no sólo él) consideraba en realidad como enemigos. Así las cosas, hubo algo en lo que no pudo meter su mano dura: la endeble economía de España y la misera por doquier. Su famoso programa económico, la autarquía, no sólo que no funcionó sino que sumió aún más en el desastre a toda la nación y la promesa (falsa) de Franco de hacer de España el país más poderoso de Europa y del mundo quedó rápidamente hecha trizas.
A Franco se lo ha acusado de muchas cosas, incluso llegándose a hablar con insistencia sobre su marcada incapacidad e ineptitud para tantas cosas (lo que no era cierto). Dentro de esa incapacidad muchos han incluído a una alta dosis de (llamémosla así) "ingenuidad" a la hora de creer y apostar por propuestas realmente increíbles. Con eso en mente es que un día se presentó ante "El Caudillo" un tal Albert Elder von Filek con una idea que transformaría, según él, a la España sangrienta y franquista en ese país todo poderoso del que vilmente había hablado Franco tantas veces.

Albert Elder von Filek sabía que Franco era fácil de "engatusar", que era propenso a ser engañado con absoluta facilidad y en eso, este austríaco mentiroso... era bastante bueno, por no decir el mejor. La idea de von Filek era genial: gasolina en polvo. España se encontraba sumergida, empantanada en un proceso de racionalización en todo lo imaginable, de modo que poder contar con una fórmula secreta que le permitiera con unos pocos ingredientes hacer gasolina a piaccere, sonaba realmente tentador para Franco.
El dictador ya había hablado en 1939 acerca del descubrimiento de enormes yacimientos (de petróleo y oro) en Esapaña, con los que sacaría al país de la miseria, pero (claro) esos yacimientos nunca nadie los vio... Por eso mismo cuando se presentó ante él ese austríaco timador, el alma le volvió al cuerpo.

Según Albert Elder von Filek, España sería capaz de producir gracias a ese sistema tan novedoso de "gasolina en polvo" ni más ni menos que 3 millones de litros de carburante por día y con eso... un mundo maravilloso se presentaría ante los españoles todos (los que quedaran vivos tras la dictadura de Franco, claro...). Albert Elder von Filek no mentía en todo. El asutríaco sabía que efectivamente la gasolina en polvo era posible, lo que no podía era producirla él... Franco llegó a depositar suculentas cifras de dinero en la cuenta del austríaco y como la cosa no llegó a concretarse... se vio "obligado" a ponerlo a "la sombra" de una prisión, al tiempo que nunca nadie más volvió a escuchar de la famosa gasolina en polvo y su mentiroso productor...

lunes, 9 de julio de 2012

La masacre que los aliados provocaron en Dresden

POCAS COSAS PUEDEN EXPLICARSE DE UNA GUERRA, PERO SI HUBO UNA ACCION REALMENTE INEXPLICABLE SUCEDIDA DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, ESA FUE LA TREMENDA Y DESCARNADA MASACRE EN LA CIUDAD DE DRESDEN, ALEMANIA ORIENTAL, A MANOS DE LOS ALIADOS. UNA CIUDAD SIN VALOR ESTRATEGICO ALGUNO, UNA POBLACIÓN CIVIL CON MILES DE REFUGIADOS, ENFERMOS Y DESVALIDOS, QUE FUE ARRASADA POR LOS ALIADOS CUMPLIENDO UNA PROMESA HECHA A STALIN. CON UNA ADVERTENCIA OCULTA...

Cadáveres apilados tras la masacre en Dresden.


La ciudad alemana de Dresden no significaba nada desde el punto de vista estratégico /  militar durante la segunda guerra mundial. Esta localidad ubicada en la Alemania oriental era conocida con anterioridad a la contienda bélica, como una ciudad  dedicada a la producción de fina porcelana y una vez que la guerra estalló pasó a ser reconocida como una auténtica ciudad de desvalidos. No había tampoco fuerzas militares del Tercer Reich apostadas en la ciudad, ni siquiera para su defensa, sin embargo los aliados decidieron arrasarla por completo provocando su total destrucción y dando una espantosa muerte a su población civil.
Todo había comenzado en la cumbre realizada en Yalta entre los líderes del nuevo orden mundial en febrero de 1945. La guerra estaba llegando al final de manera inexorable. La Alemania nazi ya no era una amenaza, sus ejércitos estaban diezmados y sus fábricas destruídas o desmanteladas, sin embargo Stalin pidió a Roosevelt y Churchill (vaya uno a saber los motivos) la destrucción total de la ciudad de Dresden y, ni lerdos ni perezosos aquellos accedieron a su pedido.

Dresden, ciudad al margen de la guerra, destruída por los aliados.


El 13 de febrero de 1945 las fuerzas aliadas arremetieron a sangre y fuego contra la población civil de Dresden con una ferocidad y una brutalidad que muy difícilmente sean olvidadas. En aquella fatídica jornada los aliados arrojaron sobre Dresden 4.000 toneladas de bombas de las más potentes y diferentes dispositivos incendiarios que se encargaron de consumir y dejar reducida a la nada misma a gran parte de la ciudad y darle muerte a unas 22.700 personas (algunos informes llegaron a hablar de casi 35.000 víctimas), entre ellas niños, inválidos, enfermos, refugiados de distintos lugares e incluso unos 26.000 prisioneros de guerra del bando aliado. Fue una masacre nunca vista hasta entonces y que resulta comparable con otras similares como los bombardeos de Hamburgo (con 40.000 víctimas mortales) o bien Hiroshima (provocando la muerte a unas 100.000 personas), casualmente todas ciudades integrantes del Eje.

Stalin se había encaprichado hasta la médula con la destrucción de Alemania, sobre todo en su cara oriental, y Dresden le ofreció un suculento bocado para saciar su apetito destructivo. Pero la destrucción de la ciudad alemana y la muerte de su población civil, no sólo fueron una promesa hacia Stalin, sino que representó el paradigma de la destrucción más absoluta y los horrores de la guerra sobre los inocentes. Y había más... La precisión y efectividad de la misión debía servir para darle una lección al propio Stalin y demostrar el poderío de Estados Unidos e Inglaterra, que eran los reales enemigos de la Rusia comunista de aquel entonces. A las 22:09 horas de aquel 13 de febrero, los primeros 9 aviones mosquito ingleses rompieron el silencio de la noche sobre Dresden y delimitaron con marcadores rojos los extremos de la ciudad. A las 22:15 horas surgieron de entre la densa oscuridad los 245 bombarderos Lancaster ingleses que comenzaron con la  infame tarea de hacer desaparecer una población entera. Para las 22:30 horas casi todo había acabado. Las llamas se divisaban desde 150 kilómetros de distancia, mientras que los pilotos de combate comenzaban a preguntarse tibiamente: ¿Por qué diablos hemos hecho ésto?...

Muerte y destrucción en Dresden.


Los altos mandos aliados trataron de explicar lo inexplicable: allí, según ellos (y sólamente ellos) estaban emplazados el Cuartel General del Ejército alemán y el de la Gestapo, además de ser (la cuidad) el centro neurálgico de la producción de armamentos y gas venenoso (algo que nunca nadie encontró y que hace recordar a lo sucedido con las "famosas" armas químicas de Saddam Hussein...).

La nefasta faena fue rematad a la 1:30 de la mañana del 14 de febrero. Mientras los grupos médicos y socorristas trataban infructuosamente de rescatar sobrevivientes de entre los miles de fallecidos, una nueva oleda de 550 aviones ingleses, precedidos por aviones iluminadores con bengalas, dejaron caer 650.000 bombas incendiarias sobre las ruinas (ya incendiadas) de Dresden, llegando (cual deidades guerreras) para juzgar a vivos y a muertos.
Fueron 1.477, 7 toneladas de bombas explosivas, 529 bombas de 2 toneladas, una bomba de 4 toneladas y como si fuera poco, 650.000 bombas incendiarias (1.181,6 toneladas de estos explosivos), todo lanzado desde 1.400 aviones de combate. Si alguna vez se puede graficar el horror de la guerra con un ejemplo, el de la destrucción total de la ciudad de Dresden y su población civil debería estar encabezando la lista.

Destrucción del casco histórico de Dresden.


Sin embargo el infierno estaba por liberarse nuevamente y así las cosas a las 12:12 horas del 14 de febrero de 1945 los aliados propinaron otro golpe de gracia a la ciudad con un nuevo ataque con 1.350 Fortalezas Volantes y aviones Liberators. Ya nada quedaba por destruír. Ya nadie quedaba por ser muerto, pero los norteamericanos remataron la jornada (dejaron hacer el "primer trabajo" a los ingleses) con su infernal lluvia de 474,5 toneladas de explosivos y 296,5 toneladas de bombas incendiarias...

Todo el poderío mortal de Estados Unidos y Gran Bretaña actuando de manera conjunta le acababa de quedar claro al mundo entero. A Stalin, esa era la primordial intención, también...

domingo, 8 de julio de 2012

La "Casa Negra" de Washington

La "Casa Blanca" en 1941.


Cuando el 7 de diciembre de 1941 los Estados Unidos se dejaron bombardear en Pearl Harbor y de esa manera consiguieron "tener un motivo más que válido para entrar a la Segunda Guerra Mundial", supieron de inmediato que las consecuencias podrían ser terribles e inminentes. Fieles a su estilo de tirar la piedra y pretender que los demás les devuelvan pétalos de rosas, los norteamericanos se sintieron de inmediato posible centro de los ataques de la Luftwaffe, la aviación militar alemana del Tercer Reich. El ataque japonés y el ingreso a la guerra de parte de Estados Unidos implicaba, claro está, un enfrentamiento directo con la Alemania nazi, por lo que el pánico y la paranoia comenzaron a ser moneda corriente no sólo entre la población civil, sino también entre los militares y las autoridades nacionales.

Los norteamericanos no siempre tuvieron en cuenta que tanto los japoneses como los alemanes podían disponer de bombarderos de largo alcance. En un principio no lo creyeron, pero los contundentes y constantes bombardeos alemanes sobre Londres en 1940, les hicieron repensar las cosas dramáticamente. Las inmediatas medidas de seguridad comenzaron a hacerse notorias y así las cosas se impartieron órdenes muy precisas a la hora de hacer apagones nocturnos "preventivos" (a los norteamericanos les gusta tanto esta palabra...), tal como hacían los británicos y simulacros destinados a mantener debidamente preparada a la población. Esas prácticas alcanzaban a las ciudades de la costa este, como así también a las de la costa oeste, llegando incluso a suceder algo similar en ciudades (no de Estados Unidos) ubicadas en el Golfo de México.
Pero no todo quedó allí. El gobierno de los Estados Unidos llevó su locura (tras el ingreso a la fuerza en la guerra) mucho más allá y experimentó el peor de los temores, llegando a pensar que la Luftwaffe de Adolf Hitler podría bombardear a la mismísima Casa Blanca, sede del presidente en la ciudad masónica de Washington.

La idea para protegerse no podía haber sido más llamativa y curiosa. Franklin D. Roosevelt, presidente norteamericano, recibió una idea de parte de algún colaborador y por poco no se hizo realidad: pintar la Casa Blanca de negro y de ese modo hacerla "invisible" en la noche ante la eventualidad del sobrevuelo y bombardeo de los aviones alemanes. El proyecto de la "Casa Negra" luego quedó descartado por completo. Los norteamericanos nunca sufrirían un ataque aéreo enemigo... por lo menos por un tiempo.

miércoles, 4 de julio de 2012

La inocultable amistad entre Juan Domingo Perón y el nazi Hans Ulrich Rudel

MUCHO SE HA DICHO SOBRE LA LLEGADA Y PRESENCIA DE LOS NAZIS A LA ARGENTINA. NO POCOS HAN SIDO LOS QUE TRATARON DE OCULTAR LO INOCULTABLE Y OTROS TANTOS SON LOS QUE SIMPLEMENTE MIRAN HACIA OTRO LADO. SIN EMBARGO, "LA UNICA VERDAD ES LA REALIDAD" HA DICHO ALGUIEN ALGUNA VEZ.

Hans Ulrich Rudel y Juan Domingo Perón en Buenos Aires, 1974.


El final de la Segunda Guerra Mundial significó no sólamente la caída del Tercer Reich y el triunfo de los aliados, sino también marcó el comienzo de una etapa que (también) tendría como protagonistas a los nazis que comenzaron (bajo la protección de una vasta y muy extendida red internacional) a huír hacia diferentes puntos del planeta. Sobre este tema mucho se ha escrito y mucho se ha dicho, debatiéndose siempre sobre la posibilidad de encontrar el límite entre la realidad y la leyenda.
Muchos jerarcas nazis han llegado a estas tierras desde 1946 en adelante. No han sido nazis de segunda línea ni mucho menos (que también los hubo) y así las cosas, tenemos los concretos casos de personajes entre los que podemos destacar a Adolf Eichmann, Erich Priebke, Martin Bormann, Josef Menguele, Joseph Schwammberger y tantos otros.
La lista, claro está, puede completarse con otros nazis llegados a la Argentina y amparados debidamente por un régimen que les resultó más que amigable como el imperante en la Argentina bajo el mando de Juan Domingo Perón. Allí están los casos de Adolf Galand, Kurt Tank, Ante Pavelic (el líder de la Croacia nazi y asesor de Perón) y finalmente el caso de  Hans Ulrich Rudel.

¿Y quién era  Hans Ulrich Rudel? Se trataba, ni más ni menos, que de uno de los soldados más bravos (en todo sentido), con más arrojo y más condecorado de la Segunda Guerra Mundial. Rudel "atesoraba" en su palmarés una lista negra de bajas por él producidas en la contienda. Rudel fue coronel de la Luftwaffe desde sus 26 años de edad siendo el único responsable de 2.530 vuelos de combate, 519 tanques de guerra y blindados destrozados, 150 destacamentos artillados totalmente destruídos, 70 buques de guerra enemigos hundidos y 800 vehículos militares de todo tipo puestos fuera de circulación. Como "frutilla de la torta", su heróico regreso de una misión en la que fue tan seriamente herido razón por la cual perdió una pierna a pesar de no "acusar recibo" y seguir peleando.

Adolf Hitler y Hans Ulrich Rudel.


Para un "soldado" del Tercer Reich eso era algo para enorgullecerse, era algo grande, cosa que le valió ser el único soldado alemán en quedarse con el más que dudoso privilegio de llevar en su chaqueta la "Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble Doradas y con Espadas y Brillantes". Sus encuentros con Adolf Hitler y la nefasta admiración que el sangriento dictador alemán profesaba por Rudel hablan por sí solas de este hombre...
Pero no sólo Adolf Hitler lo admiraba, lo respetaba y le dio su "amistad". Por este lado del mundo también supo ser merecedor de todo eso y Juan Domingo Perón fue el abanderado de los que disfrutaban de contarlo entre sus amistades...
Perón gozó de su presencia (la de Rudel) en la Argentina y consiguió que el nazi se convirtiera en mucho más que su amigo personal y consejero. Perón logró que Hans Ulrich Rudel fuera uno de los creadores de la Fuerza Aérea Argentina y miembro activo de IAME, institución estatal que produjo en la Argentina el primer avión a reacción fabricado en el país, con tecnología (obviamente) "alemana".

Felicitado y admirado por la plana mayor de los nazis.


La amistad y colaboración de Rudel (considerado por los neo nazis en la "reformada" Alemania de posguerra, como el nuevo Führer) y Perón se prolongó en el tiempo y así las cosas, los dos pudieron volver a encontrarse en 1974, poco antes de la muerte de Perón en la residencia que el tres veces presidente de Argentina tenía ubicada en la calle Gaspar Campos, en la localidad de Vicente López, Buenos Aires (Ver primera foto de este post).


Un Perón entrado en años junto a Rudel. No fue sólo una relación de amistad momentánea.


Hans Ulrich Rudel ha sido un nacionalsocialista que nunca renegó de sus ideas y que siempre trató de imponerlas sea donde sea. Nunca retrocedió y nunca sintió la más mínima culpa por haber sido uno de los estandartes indiscutidos del poderío bélico y destructivo del Tercer Reich. Tal vez por eso mismo haya tenido tan buen recibimiento en Argentina.
Murió en Rosenheim, Alemania, el 20 de diciembre de 1982. Más de uno en Argentina seguramente se habrá lamentado.




lunes, 2 de julio de 2012

Hitler, hombre del año de 1938 según la Revista "Time"

¿QUE HA MOTIVADO QUE LA REVISTA "TIME" HAYA DESTACADO EN SU PORTADA DEL 2 DE ENERO DE 1939 A ADOLF HITLER COMO "HOMBRE DEL AÑO"? TAL VEZ ALGUIEN HAYA ESGRIMIDO ALGUN MOTIVO PARA HACERLO... PERO PARA TANTOS OTROS, ESTA PUBLICACION SEGUIRA SIENDO UNA VERDADERA OFENSA. DESPUES DE TODO, SE TRATA DE ALGUIEN QUE SISTEMATICAMENTE LLEVABA GENTE A LOS CAMPOS DE CONCENTRACION DESDE 1933...

Portada de "Time" 2 de enero de 1939: Adolf Hitler, hombre del año... y nada más que agregar.


Los editores de la famosa revista "Time" le habrán dado las mil y una vueltas al tema y habrán esgrimido tantísimas excusas y explicaciones allá por el lejano 1938, pero lo cierto y concreto es que decidieron nombrar como "Hombre del año" al mismísimo Adolf Hitler en la edición publicada el 2 de enero de 1939. Si bien no han sido pocos los que argumentaron que quien figuraba en la portada de la revista "no era precisamente el mejor hombre o el más bueno", resulta por lo menos chocante el resultado de la elección de este infame personaje.
Los hechos inmediatamente posteriores a la publicación de esta portada indicaron a las claras lo erróneo que ha sido destacar a un ser tan nefasto como Hitler y, según parece, los (ir)responsables de la edición "tuvieron el buen tino" (bien entre comillado...) de no incluír una foto del dictador sino una imagen truculenta de un organista (con toda seguridad Adolf Hitler) ejecutando "El himno del odio" en una Catedral profanada mientras varias víctimas mortales cuelgan de una rueda de Santa Catalina y son observadas por jerarcas nazis.
La ilustración fue realizada por el Barón Rudolph Charles von Ripper, un católico alemán que había huído de la Alemania nazi poco tiempo antes.

La publicación podía comprarse por unos 50 centavos y el mundo, de este modo, podía leer una crónica que trataba de explicar lo inexplicable...