domingo, 3 de abril de 2016

Heini, el lanchero nazi del Río Paraná


En 1941 comenzó a sesionar en el ámbito del Congreso Nacional, la "Comisión Investigadora Parlamentaria de Actividades Antiargentinas", integrada por un grupo de valientes legisladores (encabezados por el tan arteramente desacreditado Silvano Santander) que decidieron tomar el toro por las astas en una turbulenta Argentina que -desde mucho tiempo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial- se aferraba a una  neutralidad que era en realidad la efectiva cubierta de una postura decididamente favorable a las políticas e intereses de la Alemania nazi del III Reich en el país.
Muchos fueron los descubrimientos de la mencionada comisión parlamentaria, muchísimas las personas implicadas en actos de traición a la Patria y en acciones de espionaje a favor de las potencias del Eje y tantísimas más las ollas destapadas.
De hecho, gracias a las maratónicas sesiones y los completísimos informes que de su seno salían, fue que pudo saberse sobre insospechados personajes de peso que buscaban hacer de la Argentina de entonces la nueva colonia alemana de ultramar, en tanto que también se encargaban de sacar los trapitos al sol de otros protagonistas de menor jerarquía que -de todos modos- nunca dejaron de ser observados.
Los documentos que hablan sobre los verdaderos peces gordos de la organización nazi que contaba con valiosos cómplices y colaboradores del ámbito local quedarán para otra oportunidad, pero en este caso veremos a un curioso personaje que algunos podían ver navegando como si nada por las tranquilas aguas del Río Paraná.

La imagen pertenece a uno de los tantos informes de la mencionada "Comisión Investigadora Parlamentaria de Actividades Antiargentinas" y muestra a un alemán identificado simplemente con el apellido de Heini que se ganaba la vida (al menos oficialmente) como lanchero, un tipo campechano con cara de bonachón.
Lo curioso es que mientras algunos de sus colegas argentinos lucían orgullosos banderines de alguno de los teams del fútbol local, Heini -en cambio- colgaba en la ventana de su pequeña embarcación de madera a motor uno con la Cruz Esvástica Nazi.
Heini (vaya uno a saber con qué gardo de responsabilidades) era otro de los tantos personajes que muy posiblemente fueran operadores y agentes encubiertos integrantes de la Quinta Columna alemana en el exterior.


Marcelo D. García
Historias Lado B 



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